viernes, 27 de febrero de 2015

Scrapbooking con un toque naïf



El scrapbooking y sus sellos es, desde hace unos años, una de las tendencias de manualidades más extendidas. Miles de tutoriales, páginas de compra de washi tapes, papeles, troqueles, etc. inundan Internet. Y yo, lo reconozco, soy una apasionada del scrap, que me ha ganado por su originalidad y su toque handmade. Eso sí, de uno muy determinado, marcado por los tonos pastel, con un toque artístico y naïf, que me hablen de una vida y unas experiencias sencillas y tranquilas, marcadas por la paz y lo positivo de la vida.

El scrapbook no es algo nuevo. Hay quienes remontan su  historia al siglo XVIII, cuando el escritor William Granger publicó una historia de Inglaterra en la que acompañó el texto no sólo de dibujos, sino también de páginas en blanco donde los lectores podían agregar sus propios comentarios e ilustraciones. Ese deseo por lograr un producto creado por el propio consumidor, en base a sus gustos, sigue siendo una de las premisas fundamentales del scrapbooking actual. Pero lo que empezaron siendo iniciativas individuales de algunas personas apasionadas de esta técnica se ha convertido ya en una afición tan grande que existen desde talleres de enseñanza hasta foros y publicaciones sobre el tema. 


Si sois amantes de las manualidades, como es mi caso, el scrapbooking os permite combinar muchas de ellas, lo que supone un auténtico reto: desde la estampación hasta el troquelado, pasando asimismo por niveles muy diferentes de dificultad. El scrapbooking requiere herramientas muy diversas, que van desde las plantillas de recorte hasta las troqueladoras, los sellos… Como decoración, a mí personalmente me encantan los papeles estampados en tonos pastel con motivos florales y los lacitos y perlas, para ayudarme a conseguir ese toque naïf del que os hablaba. A la hora de seleccionar el soporte sobre el que vais a estampar vuestras creaciones, son tan variados como las propias técnicas: los más empleados son los álbumes, pero también se puede realizar scrapbooking sobre bandejas, cajas, marcos, tarjetas y hasta calendarios. Como veis la variedad es casi infinita y depende, ante todo, de vuestra imaginación y maña. 

El resultado final variará de acuerdo con varios factores: de que busquéis un resultado más o menos sofisticado (yo apuesto siempre por la sencillez) como de los materiales, tiempo y conocimientos con los que contéis. Por experiencia, os digo que es bastante útil que optéis por pensar en una línea conductora si sois novatos en esto del scrapbooking, pues vuestras composiciones ganarán en claridad. Podéis escoger una temática común, seguir una cronología para presentar un acontecimiento, escoger un mismo acabado para vuestras fotografías, recuadrar todos los textos… Otros procedimientos más complejos, como las creaciones de mosaicos, espirales o figuras geométricas a partir de varias fotografías pueden introducirse una vez que hayáis desarrollado en mayor medida vuestras habilidades.

Las imágenes son esenciales en todo trabajo de scrapbooking, de hecho podríamos decir que son la parte fundamental del mismo. A mí me gusta escoger fotografías de paisajes con un toque bucólico, retratos en blanco y  negro y, en general, fotografías que transmitan sentimientos positivos. Siempre intento también que tengan un puntito artístico y original. El libro de scrabpooking puede convertirse en vuestra pequeña obra de arte, y también en un regalo a la vez económico y único.


Para finalizar os aconsejo que recurráis también a las pegatinas, porque a menudo son una forma muy bonita y práctica de nombrar, explicar, etc. vuestras imágenes. Aportan un toque de color y vistosidad y su uso está especialmente recomendado cuando no os hace falta escribir un párrafo grande, pero sí queréis, por ejemplo, expresar un sentimiento, poner el nombre de la persona que aparece en una foto… En este caso, como para todos los materiales de scrapbooking, Internet es la mejor proveedora.

jueves, 26 de febrero de 2015

Bodas handmade



Continúo la semana hablándoos de ideas para fans del handmade, lo hecho a mano, que tanto me fascina.  Y mi post de hoy se va a centrar en un tipo de acontecimientos que, aunque se lleven produciendo desde hace siglos, siempre podemos renovar: las bodas. Olvídate de las clásicas ceremonias con aburridas invitaciones o decoración puesta por el restaurante. Cada vez son más los que quieren personalizar sus matrimonios creando ellos mismos parte de la decoración, un aspecto en el que Internet y diversas empresas de preparación de eventos son fundamentales. Veamos algunos modos de lograr una boda handmade sin necesidad de un presupuesto desorbitado:

Una boda handmade puede comenzar, como os enseñaba en otro post, desde mucho antes de la propia boda en sí: con el envío de invitaciones, que vosotros mismos podéis diseñar. El diseño puede ser sencillo y ajustado a los gustos e intereses de los contrayentes: desde un toque años 50 para novios amantes de lo vintage hasta invitaciones decoradas con ramitos de lavanda para los enamorados de la naturaleza. Añadiendo un troquel bonito, cintas o cuerdas, dando un toque de color con acuarelas, añadiendo alguna foto especial… podemos conseguir muy buenos resultados. 



En general, una de las cosas que más monótona encuentro en casi todas las bodas son los regalos para los invitados, que a menudo se reducen a los clásicos cigarrillos, cajitas, libretitas…. Pero hoy en día existen millones de tutoriales muy sencillos con lo que podéis poneros manos a la obra para elaborar vuestros regalos y sorprender a los invitados. Si las manualidades no es lo vuestro, podéis optar, por ejemplo, por una botellita de bebida artesana o un tarrito de mermelada con el nombre del invitado. Son algunas de las ideas que harán de vuestra boda un enlace de lo más original. 

Lo más llamativo de las bodas handmade, sin embargo, suele ser la decoración, en la que de nuevo los propios novios tienen un papel esencial. Las banderolas para decorar techos son detalles de lo más socorrido, y muy fáciles de hacer. Hay novios, más atrevidos, que montan un photocall lleno de color, e incluso puede prepararse un hilo conductor o tema para todo el enlace, por ejemplo optando por una determinada paleta de colores que se repite constantemente, dando protagonismo a las rayas o los círculos o introduciendo pequeños detalles para elaborar una boda circense o vintage. Se trata, sobre todo, de echar a volar vuestra imaginación y huir de lo más manido. 

Se me ocurren muchos otros pequeños detalles que pueden marcar la diferencia: por ejemplo, colocar unas señales de madera unos metros antes del lugar donde se celebre el banquete para añadir un toque eco y rústico; preparar una barra de limonada fresca para los más sedientos; sacar algunas de las fotos con una Polaroid para dar un toque artesano a los recuerdos del enlace; decorar las sillas de los novios con elementos naturales que podéis conseguir en un bosque cercano o en una floristería… 



En la propia indumentaria de los contrayentes o damas de honor también pueden introducirse detalles handmade, por ejemplo optando por los tonos claros, por ramos de flores naturales…  Y no olvidemos el lugar de celebración del enlace: la boda handmade exige una celebración y/o banquete al aire libre, pues el contacto con la naturaleza y la vuelta a las raíces son fundamentales y, estoy segura, mucho más originales que un banquete en el restaurante donde todo el mundo se casa. La originalidad y la imaginación deben de ser la consigna básica en cualquier boda handmade, así que, si quieres que la tuya tenga un toque especial, no dudes en poner en práctica alguno de los consejos que te he ido dando en este post.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Handmade festival, la fiesta de lo hecho a mano



Quienes seguís este blog habitualmente sabéis que el concepto del “do it yourself” o “hazlo tú mismo” me apasiona, así que el evento que hoy os voy a presentar no puede más que rechiflarme: se trata del Handmade Festival. La cita, en Barcelona del 24 al 26 de abril, va a reunir a más de doscientos cincuenta expositores del sector del papel, el bricolaje, la jardinería, la preparación de bodas o las manualidades en hilo, todos unidos por ese deseo de hacer cositas a mano, originales y diferenciadas en medio de entornos marcados por los productos en serie. Todo ello acompañado además de cien actividades paralelas: talleres, clases magistrales, degustaciones, exposiciones y hasta conciertos. Vamos, una gran opción de ocio para pasar esas tres jornadas de abril. En esta segunda edición el país invitado es Japón, y el festival dedicará una especial atención a la cultura nipona, un país del que proceden gran parte de las tendencias y motivos de lo hecho a mano. 



El Handmade Festival, que se celebra por segundo año en el Recinto de Montjuïc de la capital catalana, está abierto tanto a profesionales como al público. La entrada de un día cuesta 12 euros, y 16 la de dos días. Los menores de siete años entran gratis, lo que siempre es un incentivo para preparar planes familiares que involucren a los pequeños de la casa. Por su amplio horario, de 10 a 20 horas, las posibilidades de acudir al evento, que prevé una afluencia de 25.000 visitantes, son muy amplias. 

Los apasionados del papel y de una de sus vertientes más populares en los últimos tiempos, el scrapbooking, pueden participar en talleres en los que conocer y poner en práctica las nuevas técnicas de encuadernación, así como descubrir las colecciones más novedosas de materiales, colores y texturas para este 2015. En la sección de cocina, tres productos estrella se disputarán las preferencias del público: el chocolate, el pan y la cerveza. Los aficionados a las manualidades con hilo podrán descubrir las últimas novedades en lanas, punto, ganchillo, trapillo, agujas, telas, tejidos, bordados, patchwork y hasta máquinas de coser. 

Saliendo del hogar, el bricolaje y la decoración de jardines en modo  hand made ganan cada día más adeptos, y el festival recoge esta tendencia reciente, ofreciendo nuevos productos y talleres en torno al tratamiento de muebles, falsos decapados, efectos de pintura… Las “handmade weddings” o bodas con detalles artesanos también son de lo más trendy, y constituyen otra de las tendencias presentes en el festival, en el que podréis encontrar multitud de detalles para conseguir que vuestros enlaces sean absolutamente originales.

Para finalizar tengo que presentaros otra propuesta del Handmade Festival que me encanta. La han llamado “mini-handmade”, y como os podéis imaginar, se trata de un espacio pensado para despertar la creatividad de los más pequeños mediante talleres creativos, una ludoteca y un sinfín de actividades infantiles. El plan ideal para disfrutar en familia o junto a vuestros hermanos pequeños.  

Si queréis conocer todos los detalles, podéis estar atentos a las redes sociales del festival y a su web, http://www.handmadefestivalbcn.com/. Y recordad apuntar en vuestras agendas las fechas de abril que os he mencionado, pues aunque el universo hand made se expande cada vez más, no son tantas las oportunidades que existen en España para aproximarse de una manera tan completa a lo hecho a mano por uno mismo. Se trata de una manera divertida y diferente de pasar esos tres días, con el aspecto, muy positivo, de que gran parte de lo que aprendáis o compréis podréis usarlo para darle un toque único y especial a vuestros hogares, indumentaria, elementos de papelería… Así que, reservad un huequito y acercaros a Barcelona.

martes, 24 de febrero de 2015

Pop-ups store, tiendas efímeras y sorprendentes




Lejos quedan los tiempos en los que las tiendas estaban únicamente ubicadas en un espacio, el mismo durante toda la vida. En una época de cambios y novedades constantes, de estímulos infinitos como es la actual, inevitablemente todo ello tenía que trasladarse también al fenómeno de los comercios. Y las pop  up stores o tiendas efímeras son la mejor muestra de ello. ¿Cómo definirlas? Pues básicamente se trata de espacios, normalmente de pequeño tamaño, en los que marcas o creadores emergentes muestran sus creaciones en espacios que días después de desmontarán y desaparecerán. 

El factor sorpresa y la originalidad son fundamentales en el concepto, que sirve a menudo para presentar a jóvenes promesas o emprendedores que no podrían pagarse en condiciones normales un local, pero que sí pueden acceder a este tipo de tiendas tan particulares. Crear emociones, impactar y sorprender son las consignas fundamentales, partiendo de la base de que se trata de “tiendas espectáculo”, en las que la experiencia va unida al consumo. No se trata simplemente de comprar, sino de hacerlo en un entorno muy particular.  De hecho su nombre, “pop up”, juega con el término inglés para ventanas emergentes, justamente por su carácter sorpresivo: en cualquier rincón de tu ciudad te puedes encontrar una de ellas. 

Si bien se trata de una idea que hace años (aproximadamente una década) que se practica en países como Inglaterra o Estados Unidos, en España es un fenómeno mucho más reciente, pero se ha extendido con gran velocidad, hasta el punto de que hay o ha habido ya pop up stores de cosmética, moda, artesanía, iluminación e incluso en el sector inmobiliario. Prueba de su éxito antes de la llegada a nuestro país fueron las pop up de marcas tan consolidadas como Tiffanys o Nike en Estados Unidos, que lograron otro de los objetivos fundamentales de estas iniciativas, el acercamiento a los clientes. En España, su expansión se produjo fundamentalmente a partir del año 2009, con Madrid y Barcelona como ciudades iniciales. El conocido diseñador Custo fue uno de los pioneros y más renombrados profesionales que optó por esta fórmula. 

Otra característica de las pop up stores es su personalización, dependiendo de la filosofía de la marca. Dicha personalización va desde la elección del local hasta la de la decoración o incluso la música. Por ejemplo, una pop up store de una marca de zapato deportivo puede montarse al lado de un estadio de fútbol y decorarse con enormes pósters, igual de efímeros que el resto del recinto, de renombrados jugadores. Os sorprenderíais de la cantidad de espacios en las que pueden emplazarse estas tiendas, desde hoteles hasta galerías de arte o incluso barcos. 



Como consumidora, he asistido a varias pop ups y me encanta el carácter novedoso, exclusivo e inédito que suponen como opción de compra alternativa. Tener un tiempo limitado para visitarlas es por un lado un elemento de presión pero, por otro, te despierta la adrenalina de saber que quizás tu producto deseado desaparecerá en un par de días, por lo que acudir a ellas se convierte en toda una experiencia. Además, te permite hablar directamente, por ejemplo, con los diseñadores o artesanos que participen en ellas, incluso en ocasiones en entornos tan agradables como una playa, pues cualquier lugar es bueno para montar una de ellas. Por otro lado, como a menudo  las marcas o creadores usan las pop ups para promover las últimas unidades de un determinado producto, puedes conseguir precios muy ajustados en artículos que quizás unos meses antes, en tienda, tenían un importe prohibitivo. 

Galicia es una de las comunidades donde el fenómeno de las pop up stores ha calado más hondo. En A Coruña, por ejemplo, Shops and more lleva desde 2011 acercando el concepto a habitantes de la ciudad y visitantes. Sus promotoras buscan locales céntricos en desuso o en alquiler y les dan una nueva vida, aunque sea temporal. En el centro de Vigo, “Mercado de invierno” apostó por una combinación de coworking con pop up store. La lista, desde entonces, se ha ampliado mucho, tanto en esta comunidad como en el resto de España. El fenómeno no para de crecer… 

(Por cierto, las fotos que ilustran este post son de Alícia Roselló Gené). 

jueves, 19 de febrero de 2015

Vajillas bonitas bonitas



Quiero presentaros en este post unas vajillas que me han enamorado. Os hablaba de ellas en mi articulo sobre Caravan Station de esta misma semana, pero hoy quiero que las conozcáis un poquito más: se trata de las vajillas de Nuria Blanco, una joven madrileña del 80 que decidió plasmar su formación como artista en un objeto de uso cotidiano. En sus manos, sencillos platos blancos, tazas, cucharas o ensaladeras de cerámica se convierten en verdaderas obras de arte. Lo original no son solamente las hermosas representaciones de animales que pinta sobre ellos, sino también que en muchas de sus creaciones el dibujo se extiende entre diferentes piezas, de tal manera que lo veremos entero únicamente si colocamos la taza sobre el plato o agrupamos varios platos de la misma vajilla. El resultado es absolutamente original a nivel visual y pone una nota de color y sorpresa en la mesa.



Los animales son los principales protagonistas de sus creaciones, que cuentan verdaderas historias, en muchos casos ambientadas en el medio marino. Cada pieza es única, pues ha sido pintada a mano. Por su carácter pictórico, las vajillas de Nuria sirven tanto para la mesa como para componer escenas en una pared, al estilo de lo que se hacía en las casas tradicionales del sur de España con coloridos platos.  Incluso existe la opción, que me parece maravillosa, de pedir un diseño personalizado, exclusivo para ti. Eso sí, todas las obras de Nuria son artísticas pero al mismo tiempo completamente validas para el uso cotidiano: pueden emplearse diariamente y su temperatura de cocción permite que se puedan introducir en el lavavajillas para limpiarlos. 

La gama de productos disponible consta de varias colecciones. En la de animales, dos platos forman el dibujo de uno de ellos, con la idea de compartir una comida como base. Otra de sus series, “Apetito”, se compone de bocas, ojos y tetas para crear un dialogo divertido entre el comensal y su plato, que por ejemplo, puede tomarse una sopa sobre una boca. Otras piezas están decoradas con elementos botánicos o simbólicos, que hablan de sentimientos tan universales como la libertad o la soledad. 



La biografía de Nuria, antes de este proyecto, se ha movido en el ámbito más puramente artístico: licenciada en Bellas Artes, ha recibido diversos premios por su trayectoria y ha expuesto en museos y galerías de diversos lugares de España, fundamentalmente en Madrid. Por lo tanto, la calidad de los dibujos de sus vajillas está más que garantizada. Y aunque su marca nació por casualidad, cuando empezó a realizar cerámica para un proyecto escultórico y se engancho, el resultado me parece de una belleza espectacular, e idóneo para decir adiós a las aburridas vajillas monocromáticas. La filosofía de Nuria es crear objetos bellos con los que convivir, al igual que cuando crea un cuadro o una escultura, y sin duda esa idea se transmite en sus platos o ensaladeras. Su inspiración es muy diversa en el tiempo y en el estilo, y va desde El Bosco hasta Robert Mapelthorpe, pero también llega a partir de poemas, imágenes de redes sociales, canciones o experiencias propias. También es muy variada la gama de colores de sus piezas, que van desde las muy coloridas hasta aquellas en las que predominan fundamentalmente los tonos pastel, más delicados. Para sus obras emplea fuentes tan diversas como libros de ciencia o revistas de moda. 

Por cierto, además de en su tienda online, www.nuriablanco.com, las vajillas pueden adquirirse en varias tiendas de Madrid, Oviedo y Salamanca. Déjate sumergir por la magia de estas vajillas bonitas, bonitas y da un toque original a tu mesa.