jueves, 30 de abril de 2015

Ilustraciones delicadas para retratar a una generación

Como sabéis, me encantan las ilustraciones delicadas, elegantes y al mismo tiempo, con mensaje. Os he presentado en este blog diversos autores cuya obra me inspira, y la de hoy lo hace especialmente porque su producción no es simplemente muy bella a nivel artístico, sino que, como he querido reflejar en el título de este post, refleja auténticamente las preocupaciones de toda una generación. Me refiero a la generación de los jóvenes y de la crisis, en la que yo misma me incluyo, que creímos que tendríamos una vida más cómoda que la de nuestros padres y a menudo nos hemos topado con mayores dificultades de la prevista. Pero al mismo tiempo, seguimos siendo a menudo idealistas, partidarios del amor y creyentes en la religión de las posibilidades, incluso a veces con un punto naïf, a riesgo de contradecir la propia realidad. Y Sara Herranz ha sabido recoger todas esas combinaciones en su libro Todo lo que nunca te dije lo guardo aquí, editado por Lunwerg, y en las ilustraciones que publica en diversos medios de comunicación de alcance nacional.

Su obra, de finos trazos y con notas de color escogidas, es un auténtico retrato del desencanto de los jóvenes con la realidad que les ha tocado vivir. Buena muestra de que ha conectado con ese sector de población es que muchas de sus creaciones son compartidas en redes sociales, como una manera de demostrar que se trata de un sentimiento compartido. Cada vez tiene más fans, y estoy segura de que buena parte de ellos lo son porque se sienten atraídos por su capacidad para sacar el lado positivo hasta de las situaciones más tristes, aquellas a las que se puede dar un giro en positivo gracias a una buena conversación con tu mejor amiga o un abrazo de tu pareja.





Su web, http://www.sara-herranz.com/, cuida tanto el diseño como cada una de sus ilustraciones, y os invito a visitarla para conocer más de cerca la producción de esta singular ilustradora, que ha trabajado para empresas tan reconocibles y de sectores tan diversos como Alfaguara u Oysho. Las protagonistas de sus historias suelen ser las mujeres. Modernas, pero que al mismo tiempo desean enamorarse, y que expresan sus anhelos y frustraciones con frases cargadas de ironía que completan sus dibujos, sobrios en blanco y negro, solamente roto en ocasiones por tonalidades de colores. Entre ellos, el rojo es su favorito y aporta un punto pasional al particular universo de Sara. La ilustradora canaria ha dedicado su primer libro a las primeras veces, los primeros amores y desamores, esos sentimientos que nos dejan a todos marcados hasta mucho tiempo después. Sexo, alcohol, nuevos comienzos y muchos puntos de cinismo y escepticismo se plasman en sus páginas.

Con menos de treinta años, Sara Herranz ha visto cómo su fama se disparaba en los últimos tiempos. Sus ilustraciones y frases se comparten y son más que aptas para imprimirse en cualquier camiseta, como un signo de la etapa histórica que nos ha tocado vivir. Tras salir de La Laguna, la ciudad en la que nació, últimamente recorre España presentando sus creaciones. De hecho, aunque afirma que el amor vuelve la vida más tranquila, es el desamor el que la inspira y la hace crear. Sin duda toda una declaración de intenciones. Por mi parte, he decidido decorar este post con varios de sus dibujos para que podáis haceros una idea de cómo se las gasta Sara, y de cómo combina en su producción una mirada a la vez dura y dulce. Pero sin duda descubrir su libro y su web os darán una medida mucho más acertada de todo su universo creativo.

lunes, 20 de abril de 2015

Cestitas pintadas a mano



Sabéis que me encanta todo lo que tiene un toque romántico y provenzal y detallitos que muestran un gusto por lo hecho a mano, el do it yourself. Por eso quiero comenzar la semana presentándoos una manualidad que es absoluta tendencia y que combina todos estos aspectos: las cestitas pintadas a mano. Ahora que se acerca el buen tiempo, customizar vuestros cestos de mimbre u hoja de palmera es una maravillosa opción para iros de picnic o a la playa con un accesorio que puede combinarse tanto con los outfis más casual como con los más elegantes. Y por supuesto, siendo las más originales del lugar, que también de eso se trata cuando trabajamos el do it yourself.

Aunque las cestas pintadas se venden online en muchos sitios, personalmente me gusta todavía más la opción de hacerlas nosotros mismos adaptadas a nuestro gusto. Pensad en las múltiples opciones que existen, desde decorarlas con nuestros nombres o con algún motivo que nos guste especialmente hasta, por ejemplo, crear modelos iguales para una madre y sus hijos. Las posibilidades son casi infinitas.
Personalmente me encantan las que tienen motivos en tonos claros que se añaden al color original del mimbre o la hoja de palmera, que creo que es muy bonito mantener porque aporta el toque natural y eco. Sobre dicho material podemos pintar, por ejemplo, corazoncitos en rosa, estrellas en azul cielo, la inicial de nuestro nombre en verde clarito, un ancla azulada que remita instantáneamente el mundo del mar y la sal… Incluso podemos añadir detalles adicionales que mejoren el resultado final, como borlitas del color de la pintura. E imaginad un outfit completo compuesto por sandalias, sombrero de paja y nuestro capazo del mismo color que los demás complementos. El resultado sencillamente va a ser espectacular. Otra alternativa también muy especial es aplicar la pintura en lugares inesperados, por ejemplo generando un colorido efecto kilim que nos remite a la artesanía de corte étnico, que tal y como os comentaba en mi anterior post esta de absoluta actualidad. 



Os voy a contar como podéis personalizar vuestros cestos o capazos de una manera muy sencilla. He optado por la pintura acrílica, pero también es posible emplear por ejemplo pintura para tela. Además de este elementos, os harán falta un capazo limpio y sin barnizar,  una cinta de pintor, brocha y pincel, papel de periódico para cubrir la superficie de trabajo y una plantilla con el dibujo que queramos emplear.
El primer paso es forrar con la cinta de pintor todas las partes que no queremos pintar. Sobre las demás aplicamos la pintura del color elegido, empleando la plantilla para lograr la forma elegida. Luego solamente nos queda dejar secar el resultado final durante una noche. Si vemos que el resultado adolece de ciertos defectos, una vez seca la primera mano de pintura podemos retocar las partes del capazo que lo necesiten y volverlas a dejar secar. Si queremos combinar varios colores, por ejemplo añadiendo otra tonalidad en las asas, lo podemos hacer también posteriormente. Terminado el proceso de pintura, solamente nos quedaría quitar la cinta de pintor y contemplar el resultado final.

Como habéis podido comprobar se trata de un procedimiento bastante sencillo, en cuya realización intervienen elementos que seguramente tenéis por casa. Internet como siempre es la mejor fuente para haceros con tutoriales en caso de que queráis emplear otro tipo de pintura o tengáis dudas sobre cómo resolver ciertos  problemas que se os puedan ir planteando. Seguramente que el resultado será espectacular y que nos cansareis de seguir experimentando con esta técnica tan original. Simplemente se trata de echarle imaginación.

jueves, 16 de abril de 2015

Boho chic, decora tu casa con influencias étnicas



El boho chic o decoración bohemia es un estilo que cada día gana más adeptos, y la verdad es que entiendo perfectamente por qué, pues este estilo también me ha cautivado. Aunque mi casa está decorada de manera muy ecléctica, reconozco que poquito a poco he introducido toques de esta tendencia.

Os preguntaréis cuáles son sus características y por qué ha triunfado tanto. Puede que sea porque es divertida, libre y se salta las normas. No hay rigideces ni excesivas condiciones, pues en la decoración bohemia podéis mezclar estilos, culturas y hasta épocas, eso sí, siempre con el objetivo de crear espacios con alma, algo que también me encanta, pues alejará nuestros hogares de la uniformización y la frialdad. Se trata de crear espacios naturales y con esencia y personalidad. El boho chic añade a todas estas características un elemento de elegancia y glamour, con un cuidado especial por los pequeños detalles, que es lo que ha acabado de cautivarme en esta tendencia. 



¿Cómo aportar un toque boho chic a vuestras casas? Podéis hacerlo, para empezar, de una manera muy sencilla: consiguiendo una pieza destacada (antigua o de diseño, preferiblemente) que sea el centro de vuestro “escenario bohemio”. Aquí hay muchas opciones, y no todas pasan necesariamente por gastarse grandes sumas de dinero. Quizás en vuestros desvanes podréis encontrar una butaca que restaurar, la lámpara de la abuela o un espejo con personalidad al que podamos dar nueva vida. Si tenéis algún diseñador de cabecera también podéis haceros con alguna de sus piezas de diseño, que aportarán sin duda un valor especial al espacio en cuestión. Mi apuesta como siempre es optar por piezas con aire romántico y colores pastel, que dulcifiquen nuestros hogares, pero aquí entran ya los gustos personales de cada uno.

Otro elemento que no puede faltar en el estilo boho chic son los objetos con reminiscencias étnicas o procedentes de otras culturas. Si sois viajeros seguro que no tenéis problemas para recuperar algún pequeño tesoro de vuestros recorridos por el mundo. Si no lo sois tanto, existen numerosas tiendas de artesanía del mundo y de productos viajeros tanto en Internet como en las principales ciudades españolas. En el estilo boho chic se admiten una gran cantidad de productos llegados de todas las latitudes, desde pinturas hasta figuras, tapices, alfombras, cojines, lámparas e incluso elementos más extravagantes como los instrumentos y las máscaras. No importa que en un mismo rincón mezcléis productos de diversos países o culturas; al contrario, la mezcla es un elemento que enriquecerá vuestra decoración.

Para conseguir el efecto de calidez que persigue este estilo, los textiles se convierten en un elemento imprescindible, especialmente los cojines. Permiten crear ambientes cómodos y acogedores en los que refugiarse tras una dura jornada de trabajo. Incluso, si sois más atrevidos, podéis emplear los textiles colgados de las paredes a modo de cuadros o en las cabeceras de las camas (me encantan, por ejemplo, las telas de estampados indios en los dormitorios). La importancia de los textiles llega hasta el punto de que pueden sustituir a las puertas, colocando en su lugar vaporosas cortinas o incluso tiras de cuentas y abalorios. La idea es crear espacios frescos y no compartimentados, en línea con la premisa de libertad que caracteriza al chic bohemio. Los elementos colgantes, lejos de ser únicamente para el cuarto de los niños, se convierten en otros de los aliados de este estilo, pues añaden un punto exótico y original al resultado final. Lo mismo ocurre con los pompones y borlas.

Como veis, el chic bohemio os aporta una gran dosis de creatividad y libertad a la hora de dar forma a vuestras ideas decorativas. Y lo mejor, está absolutamente de moda así que, sea para toda vuestra casa o sólo un rinconcito,  haceros con elementos de este estilo, porque el boho chic es plena tendencia.

lunes, 13 de abril de 2015

Nicoletta Ceccoli, la inocencia ilustrada

Hay una ilustradora que me encanta porque sus creaciones tienen una gran dosis de inocencia y fantasía y son capaces de trasladarte a mundos oníricos alejados de todas las preocupaciones. Se trata de la artista Nicoletta Ceccoli. Aunque en España ha tardado en darse a conocer, internacionalmente su fama la precede. Se ha centrado sobre todo en ilustrar cuentos infantiles, aunque otras veces sus dibujos adquieren un tono más adulto.

Si queréis reconocer su estilo, es relativamente sencillo: su obra aparece casi siempre protagonizada por niñas, con cabezas a menudo notablemente más grandes que el resto del cuerpo, y en medio de entornos marcados por los tonos pastel y los elementos de ensueño. Por ejemplo, en sus ilustraciones aparecen peces voladores, unicornios, elefantes que criaturas infantiles usan como caballos, niñas encerradas en torres de apariencia mágica… Se trata de una estética que a menudo recuerda a las de los cuentos ilustrados que nos leían de pequeñas. Y algo que me encanta es que ese universo absolutamente fantástico transmite una sensación de profunda paz y tranquilidad y nos remite a la época de la infancia, esa etapa en la que soñábamos constantemente y vivíamos aislados de las preocupaciones del mundo. Ella misma creció en una casa de campo en la que se dedicaba a crear sus propios juguetes, por lo que la imaginación y el gusto por los elementos de la infancia le vienen de lejos. De hecho, en alguna ocasión ha declarado que las figuras infantiles de sus dibujos son una especie de “otro yo” con el que puede relacionarse con el mundo pese a su timidez innata.

Nicoletta es una artista joven, pues nació en San Marino en 1973. Se formó en el Instituto de Arte de Urbino, y casi desde el principio su singular producción obtuvo numerosos reconocimientos a nivel internacional, dentro e incluso fuera de Europa. La frágil ternura de las ilustraciones, en las que se mezclan tristeza, melancolía y poesía, aparece marcada por diferentes objetos simbólicos que se mueven entre lo real y lo imaginario, entre el sueño y las pesadillas. En ellas plasma, como ha declarado en varias ocasiones, desde ideas ajenas hasta fantasmas y sueños propios que cobran vida con su arte.


Es difícil explicaros con palabras lo que transmiten sus creaciones, por eso me he tomado la libertad de recoger una de ellas para ilustrar este post. Podéis acceder a muchas más a través de su web, http://www.nicolettaceccoli.com/, que sigue la misma línea estética de toda su producción. Lo fascinante de su obra es que, si de entrada las ilustraciones de Nicoletta parecen únicamente infantiles, si nos aproximamos más a ellas podemos encontrar pequeños detalles que yo definiría como “perturbadores” o quizás generadores de inquietudes, y que hacen que su trabajo guste tanto a niños como a adultos. Pues, ¿nunca se os ha pasado por la cabeza que en los cuentos infantiles hay elementos que no lo son tanto? Bajo su estética inocente se esconden a menudo historias que conviene analizar más en profundidad, símbolos que a veces aproximan la obra de Nicoletta al surrealismo. Ello no quita que la ternura y la inocencia sigan siendo, desde mi punto de vista, sus elementos predominantes.

Aunque os parezca mentira, no son muchas las obras ilustradas por Nicoletta y traducidas al castellano. Una de ellas es La niña que vivía en el castillo dentro del museo, escrita por Kate Bernheimer. En ella aparecen varios de los elementos que caracterizan su producción: los edificios antiguos y el personaje femenino infantil, por ejemplo. Y como toda su obra, es un ejemplo de que la ilustración puede adquirir verdadera categoría de arte. Entrad en su web y descubrid todas las maravillas del universo creativo de esta joven pero más que consagrada artista.

jueves, 2 de abril de 2015

Caligrafía, la tendencia de lo escrito a mano

Lo cierto es que la técnica ha avanzado tanto que hace poco leía que son muchas las personas que confiesan que pueden pasarse días sin escribir ni una triste nota a mano. Pero esa mecanización de nuestras vidas tiene su contrapunto en el boom de las manualidades y el do it yourself que tanto me apasiona. Y dentro de ese mercado cada vez más creciente, en el que lo artesano se convierte en un valor al alza porque nos permite dar con productos únicos, sencillos y personales, que nos recuerdan la belleza y el carácter único de lo hecho a mano, la caligrafía es una tendencia al alza. Y ello por varias razones: pocas cosas hay más satisfactorias que crear algo con las propias manos, y nada más personal que nuestra propia letra; además, se puede aprender en talleres y espacios diversos que favorecen la socialización, tanto para conocer nuevas personas como por ejemplo para realizar un original plan entre amigas; y, no menos importante, si tenéis un poco de imaginación podréis aprovechar vuestros conocimientos caligráficos para introducir piezas absolutamente únicas con las que decorar vuestra casa. Si creíais que eso de los cuadernillos Rubio y de la “buena letra” era cosa del pasado, nada más lejos de la realidad. La caligrafía parece que ha venido para quedarse, pues hay un interés creciente por las cosas hechas a mano con cariño. Imagina por ejemplo una tarjeta dirigida a tu mejor amiga en el día de su cumpleaños, con una letra bien escrita y para la que te has tomado tu tiempo. Sin duda aporta valor añadido al regalo.



Una de las principales razones que puede explicar el boom de la caligrafía es que permite que, mientras estamos concentrados elaborando nuestras letras, conseguimos alejar aunque sea por unas horas nuestro cerebro de cualquier otra preocupación. Su ejecución exige una atención plena, por lo que invita a despojarse del estrés y las preocupaciones para concentrarnos en crear una bonita letra. Además, dado que son numerosos los estilos caligráficos y se puede ir avanzando constantemente en su perfeccionamiento, constituye un desafío mental y estimula la imaginación, que tan a menudo tenemos aletargada en medio de tanto estimulo constante de los medios de comunicación. Hay quien la define incluso como un “yoga creativo” que, además, nos conecta con la historia, pues ha venido practicándose desde hace siglos. No hay más que recordar, por ejemplo, las impresionantes decoraciones caligráficas del Islam español. Otra ventaja de la caligrafía es que puede practicarse en cualquier lugar, pues solamente se necesita papel y pluma o el instrumento deseado para pintar sobre dicho papel. Los costes también son mínimos.

Cada vez son más los talleres de caligrafía que se extienden por toda España, así que, aunque tu estilo de letra no sea especialmente bello, no tienes excusa para no ponerte a ello. Hay muchos momentos y situaciones en los que puedes poner en práctica tus conocimientos. Se me ocurre, por ejemplo, que puedes emplear tus habilidades caligráficas para escribir felicitaciones cumpleañeras o invitaciones de boda, para personalizar botes de cocina o viejas cajas, para escribir los nombres de los invitados en cualquier evento, para crear etiquetas personalizadas para clasificar los más diversos elementos, para mejorar el logotipo de tu empresa o inspirarte a la hora de crear todo tipo de rótulos… Sin duda vas a conseguir que lo que hagas tenga un toque original y hecho a mano que cada vez se valora en mayor medida. Y por supuesto, no te olvides de apuntar en tu agenda aquellos talleres y formaciones que tengan a la caligrafía como motivo, pues es una oportunidad perfecta para compartir tiempo de ocio con amigos haciendo algo absolutamente original. Lo escrito a mano, sin duda, está de moda.

jueves, 26 de marzo de 2015

Decorar con papel pintado










Si pensabais que eso del papel pintado era cosa del pasado, de viejos apartamentos heredados de algún familiar lejano, nada más lejos de la realidad. Se han convertido en uno de los modos más originales y bonitos de diferenciar las paredes de la casa, con el elemento además que me encanta de que, si sois manitas, podéis hasta hacer un do it yourself y ser los artífices de su colocación.  Otra de las ventajas de esta opción es que permite cambiar por completo el aspecto de una habitación sin necesidad de comprar muebles nuevos, con el gasto que conllevaría aparejado, ni de meternos en las siempre farragosas obras. Pero aprender a colocar un papel pintado no es el objetivo de este post. Lo que pretendo en el es presentaros algunas propuestas que me encantan. Soy una verdadera  amante de los detalles delicados y elegantes, que aportan luz y positivismo a la vida, y creo que el papel pintado es uno de esos elementos que por su carga vintage y su toque de arte se corresponden perfectamente con mi visión de la decoración y diría que hasta de la vida.

Personalmente una de las tendencias en el uso de papel pintado que más me gusta es la de optar por emplearlo únicamente en uno de los lados de la pared, para no recargar tanto la estancia. Queda muy bien si combinamos el color de dicho papel con el mayoritario de los muebles. Por ejemplo, si tenemos un dormitorio tipo provenzal, en el que dominan los verdes claritos, podemos añadir un toque suave de ese mismo color a una de las paredes, dejando las otras en blanco. De este modo se crea un contraste cromático muy sugerente.


Otra de las posibilidades que me encanta es la de aportar un toque natural con el uso de este elemento. Por ejemplo, podemos dar vida a un baño sobrio colocando papel que imite un bosque o un prado lleno de flores, y de este modo traemos todo el sabor de la naturaleza a nuestro apartamento urbano. Si somos apasionados del arte, como es mi caso, existen ya empresas que realizan en papel pintado vuestras obras pictóricas favoritas. Podéis optar tanto por cuadros famosos de la historia del arte como por vuestro ilustrador favorito. La originalidad está garantizada.

Hay otra opción que también me parece muy bonita, que es la de emplear papeles decorados con textos caligráficos. Precisamente sobre la caligrafía quiero hablaros en otro de mis próximos posts, pues me parece que la escritura a mano es algo que debemos reivindicar en medio de un mundo tan automatizado como el actual. Lo bueno del papel con motivos caligráficos es que existen casi tantos tipos de escritura como personas, y las empresas proveedoras de estos productos, cada vez más conscientes del gusto de los clientes por lo original, van aumentando su gama de diseños. Los hay con letras grandes, pequeñas, con mayor o menor espacio, con y sin subrayados…

Y finalmente, la imaginación puede desbordarse especialmente cuando se trata de decorar habitaciones para niños. Imaginad que vuestra hija es una apasionada de las mariposas: podéis idear para ella una combinación entre un papel pintado con estos animales en la parte superior y destinar la sección inferior de la pared a pegar sobre un fondo liso algunas de las mariposas que habréis recortado del propio papel, de tal forma que las alas quedaran en relieve y darán un toque mágico que seguro que le encantara tanto a ella como a vosotros. Esta misma técnica de combinar el papel con las cenefas puede ser empleada en cualquier otra estancia de la casa para lograr una interesante armonía, o contraste, según lo deseéis, de los colores.

jueves, 19 de marzo de 2015

Hilo y aguja en la Biblioteca Nacional



Hoy quiero llevaros de exposición. Pero no a una cualquiera, sino a la que hasta el 24 de mayo se muestra en la Biblioteca Nacional de Madrid, y que me parece absolutamente original y encantadora. Se trata de llevar a uno de los edificios más impresionantes de Madrid el saber acumulado durante siglos por modistas y sastres que vistieron a nuestros abuelos o bisabuelos. El titulo de la muestra lo dice todo: “De la geometría a los pespuntes. Tratados, manuales y sistemas de corte y confección”. En efecto, en plena etapa de auge de lo hand made, esta exposición muestra como ya desde hace muchos siglos lo hecho a mano tenia perfecta cabida, es más, era la única opción disponible en los armarios.

La exposición abrió sus puertas el pasado 17 de febrero en la Sala de las Musas de la Biblioteca Nacional, que habitualmente acoge las exposiciones temporales de la biblioteca, ubicada en pleno centro de Madrid, a un paso de la plaza de Colon. La sala aparece ahora cubierta de patrones, tratados y métodos de confección y, algo que me encanta, revistas de moda, demostrando el interés por los outfits y los diseños que ha existido siempre. Me encanta poder visualizar esas antiguas paginas, llenas de patrones y pespuntes que traían propuestas de París cuando allí estaba el centro de la moda. Tienen un toque antiguo y artesanal que se ha perdido con las propuestas de moda de las grandes cadenas actuales, y poseen un toque vintage que me apasiona. La exposición permite descubrir como sastres, modistas y profesoras de corte manejaba la cinta métrica, las tijeras, el carboncillo, la regla y hasta el cartabón, creando diseños que justamente porque requerían mucho tiempo y variadas destrezas tenían hasta un punto de arte. 

La muestra incluye una selección de los riquísimos fondos de la Biblioteca Nacional, desde finales del siglo XIX y hasta los años cuarenta del siglo XX, cuando la producción comenzó a estandarizarse y mecanizarse y perdió gran parte de su encanto hecho a mano. Indirectamente, la muestra es un homenaje a muchas mujeres que, en momentos en los que la incorporación femenina al mundo del trabajo era casi anecdótica, lograron emplearse como costureras o incluso creando publicaciones de moda y hasta sistemas de confección con nombre propio que han llegado hasta nuestros días y testimonian un saber hacer que no estaba tan reglado como en la actualidad pero que sin duda tenía sus propias normas, y para el que se requería mucho talento y esfuerzo. 




La muestra se desarrolla en cinco ámbitos: el primero se destina a la reflexión sobre el traje como objeto de interés desde fechas muy tempranas e incluye un códice de trajes del siglo XVI; en el segundo se exponen libros de sastrería impresos en España entre el siglo XVI y principios del XVIII; en “Sastres y teóricos” pueden contemplarse otros del siglo XIX; mis partes favoritas son las cuarta y quinta, pues es en ellas donde las mujeres comienzan a hacer su aparición, y con gran fuerza: el cuarto apartado indaga en la investigación llevada a cabo por modistas y maestras en el siglo XIX, etapa en la que empezaron a publicar sus métodos, sistemas y hasta patentes de invención. Empezamos a ver nombres femeninos, como los de Carmen Ruiz Ala, María Ibero Soteras y Serapia Rodríguez Pascual. Finalmente, la última sección se destina a presentar la enseñanza del corte y confección y su inclusión en los planes de enseñanza femenina hasta bien entrado el siglo XX, e incluyendo los sistemas de aprendizaje a distancia, mucho más recientes. 

Si queréis visitar la exposición, debéis saber que está abierta de lunes a viernes de 9 a 14 horas. Existe la opción, que se puede solicitar vía web, de realizar visitas guiadas a la misma, para conocer más en profundidad los detalles de los distintos objetos expuestos. Y es que hay muchos que son verdaderos tesoros, como el primer tratado de confección conocido, firmado por Juan de Alcega en una fecha muy temprana, 1585, una obra sobre el oficio de sastre.