lunes, 13 de abril de 2015

Nicoletta Ceccoli, la inocencia ilustrada

Hay una ilustradora que me encanta porque sus creaciones tienen una gran dosis de inocencia y fantasía y son capaces de trasladarte a mundos oníricos alejados de todas las preocupaciones. Se trata de la artista Nicoletta Ceccoli. Aunque en España ha tardado en darse a conocer, internacionalmente su fama la precede. Se ha centrado sobre todo en ilustrar cuentos infantiles, aunque otras veces sus dibujos adquieren un tono más adulto.

Si queréis reconocer su estilo, es relativamente sencillo: su obra aparece casi siempre protagonizada por niñas, con cabezas a menudo notablemente más grandes que el resto del cuerpo, y en medio de entornos marcados por los tonos pastel y los elementos de ensueño. Por ejemplo, en sus ilustraciones aparecen peces voladores, unicornios, elefantes que criaturas infantiles usan como caballos, niñas encerradas en torres de apariencia mágica… Se trata de una estética que a menudo recuerda a las de los cuentos ilustrados que nos leían de pequeñas. Y algo que me encanta es que ese universo absolutamente fantástico transmite una sensación de profunda paz y tranquilidad y nos remite a la época de la infancia, esa etapa en la que soñábamos constantemente y vivíamos aislados de las preocupaciones del mundo. Ella misma creció en una casa de campo en la que se dedicaba a crear sus propios juguetes, por lo que la imaginación y el gusto por los elementos de la infancia le vienen de lejos. De hecho, en alguna ocasión ha declarado que las figuras infantiles de sus dibujos son una especie de “otro yo” con el que puede relacionarse con el mundo pese a su timidez innata.

Nicoletta es una artista joven, pues nació en San Marino en 1973. Se formó en el Instituto de Arte de Urbino, y casi desde el principio su singular producción obtuvo numerosos reconocimientos a nivel internacional, dentro e incluso fuera de Europa. La frágil ternura de las ilustraciones, en las que se mezclan tristeza, melancolía y poesía, aparece marcada por diferentes objetos simbólicos que se mueven entre lo real y lo imaginario, entre el sueño y las pesadillas. En ellas plasma, como ha declarado en varias ocasiones, desde ideas ajenas hasta fantasmas y sueños propios que cobran vida con su arte.


Es difícil explicaros con palabras lo que transmiten sus creaciones, por eso me he tomado la libertad de recoger una de ellas para ilustrar este post. Podéis acceder a muchas más a través de su web, http://www.nicolettaceccoli.com/, que sigue la misma línea estética de toda su producción. Lo fascinante de su obra es que, si de entrada las ilustraciones de Nicoletta parecen únicamente infantiles, si nos aproximamos más a ellas podemos encontrar pequeños detalles que yo definiría como “perturbadores” o quizás generadores de inquietudes, y que hacen que su trabajo guste tanto a niños como a adultos. Pues, ¿nunca se os ha pasado por la cabeza que en los cuentos infantiles hay elementos que no lo son tanto? Bajo su estética inocente se esconden a menudo historias que conviene analizar más en profundidad, símbolos que a veces aproximan la obra de Nicoletta al surrealismo. Ello no quita que la ternura y la inocencia sigan siendo, desde mi punto de vista, sus elementos predominantes.

Aunque os parezca mentira, no son muchas las obras ilustradas por Nicoletta y traducidas al castellano. Una de ellas es La niña que vivía en el castillo dentro del museo, escrita por Kate Bernheimer. En ella aparecen varios de los elementos que caracterizan su producción: los edificios antiguos y el personaje femenino infantil, por ejemplo. Y como toda su obra, es un ejemplo de que la ilustración puede adquirir verdadera categoría de arte. Entrad en su web y descubrid todas las maravillas del universo creativo de esta joven pero más que consagrada artista.

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