lunes, 9 de febrero de 2015

La pintora de los ojos gigantes



Ha tenido que llegar una película de Hollywood, Big eyes, de Tim Burton, para que la audiencia española haya descubierto a Margaret Keane, la pintora de los ojos grandes, esa mujer que tuvo una biografía tan apasionante que cuesta entender como no se le había dedicado un film muchos años antes. Pero si por algo os la traigo hoy aquí, aparte de para acercaros esa impresionante historia, es para presentaros sus cuadros, que tienen un estilo tierno e inocente que me encanta.

Antes, un poquito de historia: Margaret Keane nació en Tennessee, Estados Unidos, en 1927. En los cincuenta, cuando ya había comenzado a pintar, se caso con Walter Keane, y a los pocos años de su matrimonio pinto el que es considerado su primer cuadro profesional, en el que aparecían ya los enormes ojos que la iban a hacer famosa. Tanto, que pronto sus obras estaban presentes en postales, cajas y en buena parte de los hogares estadounidenses de clase media de los años sesenta. Tan bien le iba que su marido dejo su trabajo en el sector inmobiliario para dedicarse unicamente al tema artístico. Y ahí esta la cuestión: Walter, que no sabia ni coger un pincel, se presentaba como el autor de los cuadros de su mujer, mientras era ella la que llegaba a pasar hasta 16 horas al día en su estudio, encerrada por su propio esposo. En esa época, y como reflejo de una vida personal turbulenta, sus cuadros cambiaron la ternura por la melancolía, y los ojos de sus personajes, generalmente niños, mujeres y animales, ganaron en tristeza.

Finalmente Margaret decidio divorciarse de su marido, pero la batalla por la autoria de sus cuadros estaba lejos de terminar: tuvieron que pasar décadas hasta que demandase a Walter y consiguiese que, en un juicio, el jurado exigiese a ambos que pintasen un cuadro con los ojos inmensos que los habían hecho famosos. A ella le llevo menos de una hora; el alego que tenia problemas en un hombro y no podía coger el pincel. El jurado le dio finalmente a Margaret la razón y recupero su autoria perdida.



Tristemente el caso de Margaret no es único en la  historia del arte: son numerosas las mujeres que se han visto despojadas de su identidad a la hora de crear esculturas, libros o canciones. Actualmente los dos únicos cuadros de Margaret Keane existentes en España están en Jaén. Por si os queda lejos, os dejo aqui algunos ejemplos de su arte. 

Personalmente me emociona como consigue con cada cuadro transmitirme sensaciones muy diversas: desde la ternura de la mayor parte de ellos, con niños y animales que dan ganas de abrazar infinitamente, hasta la tristeza de las producciones de su etapa más oscura, que vienen marcadas por una profunda melancolía, fruto de la situación familiar que os he contado. Personalmente, me parece que a pesar de tratarse de una pintora que trabajo en una época bastante diferente a la nuestra, consigue transmitir una sensibilidad muy actual, de ahí que sus cuadros hayan vuelto a ponerse de actualidad y vuelvan a ser objetos de interés para el gran público.

Como no es fácil hoy en día hacerse con reproducciones de su obra, os sugiero que optéis por el handmade: buscad “Margaret Keane” en Internet, escoged una imagen de buen tamaño y buena resolución de vuestro cuadro favorito de ella, y haced con ella una lamina, libreta… o bien estampadla en camisetas, bolsos y cualquier otro elemento textil. Con este sencillo gesto handmade podréis tener en vuestro vestuario o accesorios una obra de la pintora de los ojos gigantes, esa que tardo décadas en ver reconocido su original trabajo.

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